Ave negra (cuento basado en un sueño)

 

¡Déjame hablar!- me grita aquella voz que proviene de un rostro que aún no logro dilucidar. Siento mi corazón acelerado, con una urgencia de responder con un grito todavía más aturdidor. Aunque no estoy segura con quién o con qué estoy peleando esta vez, tengo la convicción de estar enojada.

Caminamos a la par sobre el piso frío pero por suerte no resbaladizo, en círculos, rodeando el agua contenida que en la oscuridad parece emanar una sensación de vacío. No sé qué hago acá, no reconozco este lugar. Solo sé que estoy en medio de una discusión que me demostró, incluso antes de comenzar, que no tiene solución.

Una brisa helada recorre mi cuerpo, de pies a cabeza. Me siento débil, con ganas de escapar. Pero el rostro que sigue lanzando gritos incomprensibles parece estar a salvo. Noto que el cielo se ve extraño, mas negro de lo usual y, en vez de estrellas, torbellinos cada vez más claros. Seguimos caminando alrededor de la pileta, y empiezo a sentir un malestar cada vez más punzante.

Mi desesperación y mis ganas de salir de este lugar tan escalofriante me impulsan a empezar a gritar con tal furia que tal vez, desconocía de mí misma. No pasaron muchos segundos hasta comenzar a ver ese rostro borroso y gris, expandirse y amenazarme. Los torbellinos empiezan a cobrar fuerza y todo comienza a desvanecerse.

El agua, extrañamente, está cálida. Intento nadar, sé nadar. El agua, sin embargo, empieza a tragarme, aunque no del todo. Ya con mi cabeza apenas en la superficie, comienzo a ver a lo lejos, cinco aves negras, enormes, de pico naranja y alas extremadamente largas, con la mirada más turbia que yo haya visto jamás. Observo cómo se dirigen hacia mí: con decisión. Aquél rostro también observa la situación, con una sonrisa que parece de satisfacción. Las aves me atacan y me sigo ahogando en el agua que, ahora, se siente como un océano infinito. Siento dolor y miedo aunque, contrariamente, no me defiendo. Lo último que logro ver es el rostro, pero esta vez, más real que un reflejo.