Crónica Feria del Libro 2023



La 47° edición de la Feria del Libro en Argentina tuvo lugar en los últimos días de abril y las primeras semanas de mayo del 2023. Mi experiencia se sitúa en el último día de esta feria.

Si bien no fue mi primera vez yendo a este gran evento, me sorprendí una vez más de la gran puesta en escena que brinda y lo imponente que se ve desde afuera. Yo había asumido que al ser el último día, más bien por la tarde, tal vez no me encontraría con tanta gente. Me equivoqué: grandes grupos de personas que conformaban multitudes se formaban para entrar y llenar el lugar. 

Fui con mi mamá, quién fue una acertada compañía ya que no se molestó por mis largas vueltas e indecisión.

La rural es grande, y al entrar al evento nos encontramos apenas desorientadas pero rápidamente con la señalización en cada esquina logramos ubicarnos. Comenzamos a caminar pasando por varios puestos de comida, de publicidad y de venta de productos que no eran libros en sí. Luego, nos adentramos a una especie de túnel, en el cuál en las paredes se exhibía un recorrido a través de las presidencias de nuestro país, con un importante énfasis en la democracia y el cumplimento de sus 40 años, detalle no menos importante.

Al llegar al primer pabellón, me sentí bastante abrumada. Había tanta gente y todas a velocidades tan desiguales, y a su vez tantos puestos y editoriales diferentes que no sabía por dónde comenzar. 

Había de todo: gente que se tomaba su tiempo recorriendo lentamente y observando los estantes de literatura con cierta curiosidad y con paciencia. Otros, en cambio, iban más acelerados y con el entusiasmo de comprar todo libro que lo ameritara.

Algo que hay que destacar, es la belleza de cada puesto. Todos tenían una esencia distinta, estaban decorados y organizados armónicamente, todos te invitan a recorrerlos. Me llamó la atención esta vez, la cantidad de editoriales exclusivamente dedicadas a la literatura infantil, y me enterneció ver a los niños con su familia recorrer cada libro incentivándolos a adentrarse en ellos. También, y lógicamente, predominaban los stands dirigidos a lo político, los diferentes medios de comunicación (como los diarios), y espacios que se abrían al debate con los visitantes de la feria.

Por mi parte, me tomé el tiempo de recorrer las editoriales que más me gustan y aquellas donde sabía que podía encontrar joyitas para llevarme conmigo. Aunque intenté no dejar de vista aquellos puestos más distintivos y novedosos, al menos para mí, y aquellos que ofrecían más que libros. Por ejemplo, había un stand muy lindo y completo, en el cual había unos libros tamaño miniatura con las letras y/o poemas de diferentes bandas y cantautores, entre ellos Spinetta, Queen, entre otros. Pensé en que eran súper originales y tiernos, y la señora que atendía, muy amablemente se tomó su tiempo de mostrarlos.

Cuando el cansancio empezó a pesar, y el calor dentro de la feria se hacía más agobiante, me propuse decidirme por al menos un libro para llevarme. Mi mamá esperó pacientemente mientras que yo recorría una vez más los mismos lugares, aunque honestamente era muy fácil dar vueltas en círculos sin darse cuenta. Terminé en el puesto de la editorial Penguin, y me compré una novela de Claudia Piñeiro, autora argentina reconocida, titulada “Tuya” (2005). Me costó decidir entre otras opciones, pero recordé leer opiniones que decían que aquella era su mejor novela, y yo que ya la he leído y disfrutado, quería comprobarlo. Aunque no está de más decir, que me hubiese fascinado poder llevarme varios libros más y sobre todo por las ediciones especiales y tan cautivadoras que se veían exhibidas.

En general, fue una muy linda experiencia. Las últimas ediciones de la feria lamentablemente me las perdí, así que me puso muy contenta poder asistir a esta, sobre todo en el marco de los cuarenta años de la democracia y la relación estrecha que ésta tiene con la literatura. La feria es hermosa, el entusiasmo que se vive entre los lectores y los visitantes de la feria dan ganas de volver. Exceptuando el calor y la sensación abrumante que sentí en ese lugar tan grande y con tantas posibilidades de recorrido, disfruté mucho de la salida. Lo finalicé tomando un café con mi mamá y ojeando mi nueva adquisición en el camino a casa. En conclusión, la Feria del Libro ofrece, al menos a mi criterio, una hermosa cita con la literatura.


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